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martes, 22 de abril de 2014

JOSÉ R. AVENDAÑO T., ARS Y LA SEGUNDA DIVISION DE AD

   En estas páginas el señor Alberto Rodríguez Barrera hizo un análisis de la segunda división de AD en 1961. En dicho análisis comete inexactitudes históricas y colofón, algo perverso, que a más de cincuenta años de los hechos narrados, merecen otra interpretación que la suya.

  
El año 1946 significo para el país un proceso evolutivo que transformó definitivamente, de manera positiva, la historia política del país. En ejercicio del gobierno producto de los sucesos acaecidos el 18 de octubre del año anterior, se discutió la conveniencia de hacer una Asamblea Nacional Constituyente que le otorgaría un nuevo y definitorio parangón constitucional. Esta decisión acertada fue discutida ampliamente, tanto a nivel ejecutivo como en el rango interno de AD. Luego de hacer pública la convocatoria a elecciones e instalada la Asamblea hubo un aspecto adjetivo que provocó un enfrentamiento interno entre Rómulo Betancourt, Presidente de la Junta Revolucionaria de Gobierno y máximo líder, indiscutible, de AD, con un joven que ejercía la Presidencia del Estado Yaracuy, luego diputado a la Asamblea Nacional Constituyente y quien venía de ejercer la Presidencia de la Federación de Estudiantes de Venezuela FEV. La discrepancia consistía en el carácter que debería definir a Venezuela como República o como Estado Federal y dentro de este federalismo la forma de  como deberían ser electos los Presidentes de Los Estados. Es decir, si deberían emanar producto de elecciones directas regionales, o por el contrario, deberían ser electos por designación del Presidente de la República.
Esta primera diferencia, indudablemente, ideológica surgida entre ambos significó y trajo consecuencias definitorias en la vida de AD. El Federalismo y la elección directa de gobernadores estaban consagrados en las tesis originarias del partido y antes de llegar al gobierno dicha premisa no era discutida por ninguno. Triunfo, como era de esperarse, la tesis oficial, cuyo modo de proceder en las constituciones de 1953 y 1961 estuvo vigente hasta los finales de la década de los años 80, cuando se volvió a plantear de manera pública la elección directa de los gobernadores y se consagro de manera definitiva hasta la actualidad.
   Esta confrontación de ideas surgidas entre Rómulo Betancourt y Raúl Ramos Giménez, provocó a nivel interno  estupor, porque se horadó y confrontó la autoridad del máximo dirigente, cuando su ascendencia y liderazgo parecía inquebrantable. Tambien ocasionó que se empezaran a nuclear alrededor de Ramos Giménez, importantes sectores del partido a nivel nacional y regional que empezaron a ver con preocupación cómo el partido dejaba de lado posturas ideológicas por cálculos pragmáticos. No era que Raúl propiciaba un concepto ideológico distinto al que tenía AD, a quien siempre consideró idónea para lograr un proceso de liberación nacional genuino, sino la necesidad de la consecuencia doctrinaria. 
Esta diáfana posición también ocasionó un entendimiento circunstancial ideológico entre Betancourt, quien ya desde la década del 30 se había distanciado definitivamente de lo que significaba la Tercera Internacional y fundamentalmente los postulados estalinistas, y algunas personalidades que militando en AD, tenían un pensamiento y concepción marxista leninista. Esta corriente, se estructuró formalmente en la década del 50 y efectivamente planteaba a nivel interno una confrontación ideológica que contrariaba los postulados originales de AD y que dio origen a la primera división producida en abril de 1960 a través del MIR.
   La primera crisis interna de AD comenzada en 1946 por los motivos ya enunciados y otros sobrevinientes, culminó de manera áspera en 1948 cuando - por instrucciones de Rómulo Betancourt, líder máximo del partido pero fuera ya de la Presidencia de la Junta Revolucionaria de Gobierno, porque la presidencia era ejercida por Rómulo Gallegos – ordeno, luego de debates internos y la aplicación del remoquete de arsistas, por aquello de “permítanos pensar por usted”, la expulsión definitiva de AD a importantes líderes emergentes, como lo eran Jesús Ángel Paz Galarraga en el Zulia, más de sesenta en el Estado Mérida, Yaracuy, Lara, Falcón, Miranda y Distrito Federal entre otros Estados. El único que no fue expulsado, sino pasado a Tribunal Disciplinario y sustituido como Secretario General del Partido en Caracas, fue Raúl Ramos Giménez. A los pocos días de esta primera crisis importante del partido, aconteció el 24 de noviembre de 1948 con  el derrocamiento de Rómulo Gallegos como Presidente Constitucional de Venezuela. Ese mismo día, Ramos Giménez, líder cuestionado por la mayoría de su partido fue a Maracay con Valmore Rodríguez, Presidente del Congreso Nacional, y otros con la finalidad de impedir la ruptura constitucional tratando de constituir gobierno. Fueron detenidos y encarcelados. Estando preso en la Cárcel Modelo de Caracas orientó a sus seguidores  a que se incorporaran de inmediato al partido en la clandestinidad y que todos  los esfuerzos se destinaran al derrocamiento de la dictadura incipiente. Que en época de legalidad, de nuevo se replantearían los problemas y las causas de la caída del gobierno.
  En 1950 y contrariando el veto impuesto por Betancourt de no permitirle el ingreso clandestino a Venezuela por intermedio del aparato partidista, decidió ingresar por su cuenta y riesgo al país a través de la Goajira acompañado de Jesús Ángel Paz Galarraga, quien fue apresado en Maracaibo y detenido hasta la caída de la dictadura. Raúl siguió rumbo a Caracas donde se incorporo al aparato clandestino con la aprobación libre de presiones de Leonardo Ruiz Pineda, Secretario General.
   En el ejercicio de la actividad clandestina fue fiel ejecutor de su posición política de no procurar enfrentamientos internos. Estuvo al frente del sector del partido encargado de los contactos con militares activos, demócratas y no afectos a la dictadura donde hizo importante gestión de liderazgo. Para ese entonces también había surgido una corriente interna ya estructurada, identificada con el marxismo leninismo. Ruiz Pineda designo a Ramos Giménez, sobre quien no podría acarrearse dudas sobre su posición interna por sus antecedentes, para mediar con algunos de los jóvenes marxistas y procurar  lograr acuerdos que no entorpecieran la lucha clandestina debido al enfrentamiento con otros jóvenes que no compartían la ideología neo comunista como Manuel Alfredo Rodríguez, JJ Álvarez y Juan Pablo Peñaloza.  De los primeros, el Curro Guillen, José Vicente Abreu y Manuel Caballero, abandonaron el partido y se incorporaron al Partido Comunista. El resto de esos jóvenes, otros no tanto, comprometidos con el marxismo leninismo siguieron hasta 1960 en AD y formaron tienda aparte con el MIR.
   Para 1957 y 1958 estaba previsto el ingreso al país de manera clandestina algunos dirigentes, para ese entonces con el visto bueno de Betancourt, la mayoría del ARS o arsistas. El 23 de enero abortó esos planes. El regreso a la democracia y a la legalidad partidista aconteció vertiginosamente, se nombraron autoridades internas consensuadas y hubo necesidad de designar candidato presidencial. Rómulo Betancourt resultó el candidato y pese a algunas reservas que fueron planteadas en la Convención Nacional con hidalguía y sin oportunismos, el arsismo con su jefe a la cabeza fue pieza fundamental en el triunfo electoral de 1958. AD tenía tres corrientes internas delineadas. La vieja Guardia, seguidora incondicional de Rómulo Betancourt, la “mafia” o rosada dirigida por Domingo Alberto Rangel y el ARS, dirigido por Raúl Ramos Giménez.
   La escisión del MIR de 1960 declarado marxista leninista esta clara y no tiene discusión, efectivamente existía un conflicto ideológico cuya consecuencia era perfectamente predecible.
   El ARS planteaba una actitud crítica a lo interno, donde ya se observaban desviaciones, con una actitud solidaria con el régimen en lo externo, consciente de la delicada situación de inestabilidad política reinante. Internamente había venido consolidando una mayoría indiscutible en los diversos estamentos del partido. A nivel militar en 1959, por ejemplo, había cerca de un centenar de oficiales y sub oficiales en retiro y disponibilidad que habían perdido su carrera y venían de cárceles y exilio por ser consecuentes en la lucha anti dictatorial. Recuperada la democracia y Betancourt presidente en ejercicio se planteo que era incuestionable, desde el punto de vista legal, ético y político la reincorporación de esos oficiales y sub oficiales a las Fuerzas Armadas. El Presidente de la República, oída la recomendación del Comandante General del Ejercito general Marco Aurelio Moros, se oponía a tal decisión. Raúl Ramos Giménez, a la sazón Presidente de la Comisión de Defensa del Senado procuró y obtuvo que la medida fuera aplicada y la mayoría de esos oficiales y sub oficiales  fueron reincorporados y tuvieron una actitud destacada en la lucha por el mantenimiento de la democracia atacada desde la extrema derecha y la extrema izquierda.
   1960 y 1961, en sus respectivos procesos internos significaron la consolidación de una  mayoría arsista en los cuadros de dirección política (CDN y CEN) sin que ello significara aplicación de aplanadora  alguna, respetando  jerarquías de personalidades no copartidarias.
    La convención Nacional pautada para 1962 presentaba un cuadro irreversible afecto al arsismo, esa realidad palpable revestía de una importancia crucial para el partido y para el país, como lo era la designación del candidato presidencial del partido para las elecciones de 1963. Esa mayoría arsista no significaba que consecuencialmente el candidato y seguro Presidente de la República iba a ser Ramos Giménez, pero, obvio, era una posibilidad, por cierto no procurada por Raúl. Esto encendió las alarmas en Miraflores, se instruyó con precisión a darle la “patada a la mesa” e inducir la división y de esta manera sacudirse definitivamente de personas cuestionadoras.
   En 1964 y 1965, luego de la derrota electoral, Raúl Ramos Giménez, con su alta calidad humana y sus dones de jefatura política incuestionables, hizo pública su decisión de incorporar a sectores de la izquierda, derrotados política y militarmente en el proceso de insurrección armada, con el propósito de constituir un partido de izquierda no comunista cuyo ideario político e ideológico fue el llamado Nacionalismo Revolucionario. El PRIN se constituyo con el arsismo original, sectores provenientes del MIR encabezados por Domingo Alberto Rangel y de La escisión de URD dirigidas por Luis Miquilena y José Vicente Rangel. Esa experiencia unitaria, conformada por un equipo político impresionante para la época, naufragó y se deshizo en forma amistosa, acordada con sindéresis y desprendimiento para no protagonizar espectáculos dolorosos ante la opinión pública.
   Raúl Leoni fue presidente; Gonzalo Barrios y Luis Beltrán Prieto Figueroa no pudieron serlo; Carlos Andrés Pérez y Jaime Lusinchi fueron Presidentes; Luis Piñerúa Ordaz, Luis Alfaro Ucero y Claudio Fermín no pudieron serlo. Esto fue producto en parte y como consecuencia por los hechos narrados en este artículo para que cada quien, con la tranquilidad y frialdad que conlleva el tiempo transcurrido,  saque sus propias conclusiones.
Raúl Ramos Giménez falleció el 26 de abril de 1973, lúcido, activo y preocupado por  el ahondamiento de la Crisis Nacional,  siempre dispuesto a seguir luchando con sus principios e ideales de siempre.
   A manera de colofón. La identificación y consecuencia a los principios no se pueden contrastar, ceder ni negociar ante pragmatismos acomodaticios  elevados  a rango de doctrina  porque vulneran principios éticos y de honestidad política irrenunciables. Ser auténtico consiste en armonizar lo que se predica con lo que se practica.
Jose R. Avnedaño T.
cheye@cantv.net
@CheyeJR

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